En la era que actualmente
estamos viviendo, ya no es solo necesario sino indispensable ser altamente
efectivos para sobrevivir en el
competitivo mundo empresarial, sin embargo, esto ya no es suficiente para
contar con un equipo de colaboradores comprometidos, se ha vuelto imperioso el que en
esta nueva era, tu equipo tenga sentido de grandeza, es decir, que la gente
que está dentro de tu equipo sea consciente de que su aportación al trabajo
tiene en sentido de trascendencia.
Estudios recientes han
demostrado que un colaborador más
comprometido a su organización, que está positivamente motivado para crecer y
desarrollarse profesionalmente, es aquél que no solamente es reconocido por
sus logros sino el que es alentado a poner en juego todas sus capacidades y
creatividad para la consecución de las metas planteadas por la organización.
En la filosofía imperante
dentro de las empresas modernas se ha dado exagerada importancia a la eficacia
y eficiencia, pero lamentablemente muchos empleados, de acuerdo con encuestas
realizadas, han manifestado la sensación
de que la empresa no está aprovechando todo su talento, inteligencia y
creatividad, debido a rígidos esquemas y procesos que tiene como fin
conducir a la eficacia en los resultados pero dejan de lado la trascendencia y
el crecimiento del ser humano que hay detrás de esos resultados.
Cuando
“endiosamos” los procesos en aras de la efectividad muchas veces perdemos de
vista la verdadera finalidad de la organización, es decir La Misión de la
Empresa. Si los altos directivos no alinean su misión personal a
la misión de la empresa, si no se tiene una misión por departamento que a la
vez esté alineada con la de sus colaboradores, se cuenta con un equipo
solamente involucrado en los resultados pero de ninguna manera comprometido,
pues el salario percibido por el empleado puede pagar su tiempo y sus
conocimientos, pero no su corazón, su entrega y su pasión. Para contar con
estos últimos es indispensable que el
colaborador sepa que en el desarrollo de su actividad encontrará oportunidades ciertas de desarrollo y
crecimiento profesional.
¿Y cómo comprender cuales
son las aportaciones que puede hacer cada integrante de tu equipo? A
continuación una guía de las preguntas que puedes hacer para encontrar la
riqueza personal de cada uno.
Atendiendo a las cuatro
áreas fundamentales del ser humano podríamos indagar:
1)
CUERPO
(Dimensión física) ¿Están cubiertas tus
necesidades económicas? ¿sientes que la paga que recibes va acorde con tu
desempeño?
2)
CORAZÓN
(Dimensión emocional) ¿Qué te encanta hacer? ¿qué te emociona? ¿Qué pone en
movimiento tus motores?
3)
INTELIGENCIA
(Dimensión Intelectual) ¿Para qué tienes habilidad? ¿en qué te destacas?
¿cuáles son tus dones?
4)
ESPIRITU
(Dimensión espiritual) ¿Qué haría que tu trabajo fuera significativo para ti?
Estos conocimientos te darán
los elementos suficientes para conocer las fortalezas de tu equipo y poder
ayudarlos a encontrar significado a su actividad y contar con su compromiso.
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